Cómo alcanzar la Vida Eterna

Cómo alcanzar la Vida Eterna (Foto Morguefile)

Para alcanzar la Vida Eterna solo se necesitan: arrepentimiento sincero, creer en Jesucristo y estar dispuestos a dejar el pecado atrás.

Alcanzar la Vida Eterna tiene algunos requisitos que hay que cumplir, pues entramos en un Pacto Sagrado con Dios, a saber, el Nuevo Pacto sellado con la sangre preciosa de Jesucristo.

Pero antes que nada definamos lo que significa un pacto. Pacto es un compromiso entre dos partes, en el cual ambas se comprometen sagradamente a cumplir con algo.

El Nuevo Pacto de Dios con el hombre consiste en que Jesucristo da su vida por nosotros para salvarnos del castigo eterno, y nosotros debemos comprometernos a cambiar de vida dejando el pecado atrás, porque Dios demanda de nosotros santidad, y no hay justificación sin santificación. “Porque escrito está: sed santos porque yo soy santo”, dice en 1 Pedro 1:16.

Pero dejar de pecar no es una opción sino una obligación, una exigencia no negociable de Dios para nosotros como lo dice la Biblia en Hebreos 10: 26-31:

“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,  sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.  

El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?  

Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. !Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”. Esto es más que una sentencia.

Cómo alcanzar la Vida Eterna

Así pues, la Salvación o Vida Eterna nos es dada como un invaluable regalo de Dios a través de Jesucristo y lo recibimos precisamente cuando aceptamos el Nuevo Pacto de Dios.

¿Pero qué tenemos que hacer para entrar en el Pacto? Lo primero que tenemos que hacer es arrepentirnos genuinamente de nuestros pecados pasados, teniendo la firme intención de dejar el pecado atrás, poner nuestra fe en Jesucristo creyendo que a través de su sacrificio recibimos la Vida Eterna, reconociéndolo como nuestro Señor y Salvador y obedecerlo fielmente a partir de ese momento.

Pero el arrepentimiento y la santificación no son para ganarnos la Salvación o para pagar por ella, no, porque ni aun siendo los más buenos del mundo, ni trabajando toda una vida haciendo buenas obras, o aún más de una vida haciéndolas, podríamos ser lo suficientemente buenos según los estrictos estándares de Dios, como para merecer semejante regalo.

La Salvación ha sido, es y seguirá siendo un regalo inmerecido de Dios para nosotros. La Vida Eterna nos es dada por Gracia, solo por Gracia y nada más que por Gracia. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe o se jacte”, dice en Efesios 2:8-9.

Sin embargo, el arrepentimiento y la conversión son un requisito necesario exigdo por Dios para recibir la Salvación que nos ofrece Jesucristo. Al decidir aceptar este regalo, es nuestro deber comenzar una nueva vida, sometiéndonos a la autoridad de Cristo, obedeciendo su Palabra y haciendo su Santa Voluntad, ya no la nuestra.

Es así como comienza nuestro proceso de santificación sin el cual no tendremos vida eterna, viviendo por Cristo y para Cristo y guardando sus mandamientos, porque la Gracia dada por Dios, no invalida de manera alguna sus preceptos como muchos lo afirman.

La fe no invalida la Ley sino que la confirma, dice el apóstol Pablo en Romanos 3:31, porque si antes éramos esclavos del pecado ahora lo somos de Cristo, habiendo sido comprados con su propia sangre para obedecerle, servirle, amarle y para honrarle como nuestro dueño y Señor.

Concluimos que para alcanzar la Vida Eterna debemos entrar en un pacto sagrado con Dios, en el Nuevo Pacto de Dios con el hombre y asumir las responsabilidades que eso conlleva.

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