Qué Significa el Tiempo de Gracia

Qué Significa el Tiempo de Gracia (Image by Arek Socha from Pixabay)

Estamos viviendo hoy en el tiempo de Gracia. Pero qué significa el tiempo de Gracia? Veremos ahora lo que dice la Biblia al respecto.

Mucho se habla acerca de la Gracia en la Biblia y para poder hablar de lo que significa el tiempo de Gracia, tenemos que definir primero lo que es la Gracia. La Gracia es el resultado del sacrificio de Jesús por los pecadores en la cruz. Es decir que Jesús con su muerte pagó el rescate de la humanidad perdida en el pecado, y eso nos incluye a todos, “puesto que todos hemos pecado y estamos destituidos de la Gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Jesús entonces al morir por nosotros, pagó el castigo que merecíamos, y al hacerlo nos hace justos ante Dios sin haber hecho nada para conseguirlo. Dice en Efesios 2:8-9 lo siguiente: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe». Eso se llama Gracia, de tal manera que la Salvación para nosotros fue gratis, o sea por Gracia.

Sin embargo para obtener la Salvación no basta tan solo con aceptar ese regalo, porque la Salvación es un proceso y no un estado. La Salvación no significa que yo acepto a Jesús y reconozco su sacrificio y ya soy salvo por siempre, no. No es así como sucede. Porque la Salvación es un proceso de santificación; es un proceso de crecimiento espiritual; un proceso de preparación para ir al cielo.

Qué Significa el Tiempo de Gracia

Una vez definido lo que significa la Gracia, hablaremos entonces del tiempo de Gracia. El tiempo de Gracia es ese tiempo de preparación o de santificación que debe comenzar inmediatamente después de hacer ese compromiso con Jesús de que sea nuestro Salvador. El tiempo de Gracia es todo el tiempo que sigue desde nuestro arrepentimiento y confesión de pecados hasta nuestra muerte o hasta la venida de Jesús si es que aún estamos vivos.

El tiempo de Gracia es un tiempo de discipulado, de aprendizaje o de entrenamiento, si lo pudiéramos llamar así, en el que aprendemos a ser cristianos. Un tiempo en el que a través del estudio concienzudo y sistemático de la Biblia, la conexión con Cristo a través de la oración ferviente, y el desinteresado servicio al prójimo, nos preparamos para ser recibidos en el cielo.

El tiempo de Gracia es el tiempo en el que aprendemos a dejar de pecar; aprendemos a ser como Cristo; crucificamos el YO y somos transformados a través del Espíritu Santo si se lo permitimos. Yo comparo la Salvación con una carrera universitaria. Cuando queremos estudiar una carrera, el primer paso es el examen de admisión, el cual una vez aprobado nos permite ser matriculados, y ya estamos dentro.

Sin embargo, el estar dentro de la universidad no nos garantiza obtener el título, pues para recibir el diploma tenemos que pasar por varios años de arduo estudio y trabajo. Y de los muchos que se matriculan son relativamente pocos los que se gradúan. Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y decidimos seguir a Cristo sería como matricularnos como cristianos, porque aunque somos perdonados de todos nuestros pecados pasados, seguimos viviendo en un mundo de pecado que tenemos que enfrentar y vencer.

La carrera para el cristiano es tan ardua o más que en la universidad, y las pruebas que tenemos que vencer son como las materias de estudio, cuyo grado de dificultad para aprobarlas no es igual para todos. Sin embargo, fáciles o difíciles, tendremos que aprobarlas todas para llegar a la meta y recibir el galardón, un título universitario o el derecho a entrar al cielo.

En la universidad hay materias más difíciles que otras, y muchas veces las que son difíciles para algunos, pueden ser muy fáciles para otros. Todo depende de las habilidades de cada cual. Del mismo modo en la vida cristiana, las debilidades de unos no han de ser las mismas para otros, porque cada quien tiene sus propias luchas para vencer pecados y cosas que no agradan a Dios.

La buena noticia para los seguidores de Cristo es que todos tenemos al Señor para ayudarnos en el proceso de cambio, lo único que tenemos que hacer es permanecer en El, como la rama silvestre está unida al tronco que la nutre y mantiene sana y fuerte. Jesús es la vid verdadera y nosotros sus ramas, porque separados de Él nada podemos hacer, según sus propias palabras (Juan 15:6).

Solo con Cristo podremos aprovechar de una manera fructífera este tiempo de Gracia, porque Él es el Maestro, y está dispuesto a enseñarnos a ser idóneos para el cielo, pero quien no esté dispuesto a vencer el pecado aquí en la tierra, ya Cristo no podrá hacer nada, solamente y con dolor en el alma, tendrá que dejarlo por fuera. Recordemos que si queremos estar con Cristo en el cielo, tenemos que estar con Él aquí en la tierra, porque es aquí donde sembramos para la eternidad.

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