Cómo Alcanzar los Estándares de Dios Para Ir al Cielo

Cómo Alcanzar los Estándares de Dios Para Ir al Cielo (Image by Yerson Retamal from Pixabay)

Aunque Dios es bueno no perdonará una vida pecaminosa, pues los estándares de Dios para el Cielo son muy altos y lo veremos a continuación.

¿Perdonará Dios al pecador no arrepentido? Muchos creen que si, pero no comprenden que los estándares de Dios para ir al cielo son demasiado altos. Pensar que porque Dios es bueno permitirá que llevemos una vida llena de frivolidades y desórdenes pecaminosos y que al final, a pesar de todo nos llevará al cielo porque nos ama, es no conocer el verdadero carácter de Dios.

Dios no mandó a su Hijo puro y santo a morir por todos los pecadores como tu o como yo, para que siguiéramos perdidos en la desobediencia  y la transgresión como si nada hubiera pasado. Si Dios hubiera estado dispuesto a aceptarnos perdidos en el pecado nadie hubiera tenido que morir ni mucho menos Jesús, su Unico Hijo.

Sin embargo, para poder satisfacer las exigencias de justicia de Dios era necesario que alguien muriera, porque la paga del pecado es y será siempre la muerte (Romanos 6:23). Pero el amor de Dios es tan grande que Cristo prefirió dar su vida a cambio de la nuestra.

¿No es acaso este sacrificio suficiente para que entendamos no solamente el inmenso amor que Dios nos tiene sino también la exigente justicia de Dios? La muerte de Jesús y su resurreccion fueron el primer paso para nuestra Salvación.

Jesús a través de su sacrificio rompe nuestras cadenas de esclavitud al pecado, y nos abre las puertas del cielo, al que no teníamos derecho ya por la transgresión. Nosotros ahora sin ese yugo de perversión que nos dominaba, tenemos vía libre para someternos a Cristo y de su mano poderosa dejar el pecado atrás. Porque para ir al cielo tendremos que estar definitivamente libres de pecado.

Cómo Alcanzar los Estándares de Dios Para Ir al Cielo

Ahora bien, como alcanzar entonces los altos estádares de Dios para ir al cielo? ¿Qué tendríamos que hacer ahora? Pues para alcanzar los altos estándares exigidos por Dios para ir al cielo, solo tenemos que  estar dispuestos a someternos a Dios, a obedecer sus mandamientos y a dejar el mundo porque el mundo es contrario a la Voluntad de Dios.

En Santiago 4:4 dice que «el que es amigo del mundo, es enemigo de Dios«. Y en 1 Juan 2:15-17 dice así: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre».

Es imposible seguir a Cristo sin renunciar al mundo. No podemos tener un pie con el Señor y el otro en el mundo porque eso es inaceptable para Dios. Jesús dijo: «El que no está conmigo está contra mí «, Mateo 12:30. Porque Dios exige todo de nosotros o de lo contrario no quiere nada, pues Él es Dios celoso y no está dispuesto a compartir su Gloria con nadie.

Así lo expresa en Isaías 42:8: «¡Yo soy el Señor; ese es mi nombre! No le daré mi gloria a nadie más, ni compartiré mi alabanza con ídolos tallados». Pero los ídolos de hoy no son solamente de madera o de piedra, sino todos los placeres y entretenimientos del mundo que ocupan la mayor parte de tu tiempo, alejandote de Dios. Un ídolo puede ser tu pareja, un hijo, las redes sociales o tu trabajo.

La vida de hoy está tan llena de actividades, ocupaciones y entretenimientos que no nos queda tiempo para Dios, sin darnos cuenta que nuestra verdadera morada está en el cielo, y que si no nos preparamos aquí para ser aceptados allá, estaremos perdidos.

De tal manera que si queremos estar con Él Señor toda la eternidad, tenemos que prepararnos con vehemencia aquí en la tierra porque los estándares de Dios para ir al cielo son bastante altos y solamente con dedicación y persistencia alcanzaremos esa meta.

¿Qué hacer entonces? Estudiar a diario y con solicitud la Palabra de Dios; orar fervientemente y sin cesar, y servirle a Dios. Y en ese proceso vamos aprendiendo a ser como Dios quiere que seamos. En ese proceso vamos aprendiendo a ser como Cristo quien es nuestro modelo, porque tendremos como única alternativa ser como El.

Cristo no vino a pagar nuestra deuda para que nosotros sigamos viviendo una vida pecaminosa, no. Cristo vino también para demostrarnos que sí podemos vivir en un mundo de pecado pero sin pecar, y eso requiere sacrificio, dedicación y esfuerzo. Si Cristo lo logró significa que nosotros también podemos. ¿Y cómo lo hizo?

Dependiendo por completo del Padre, y no haciendo su propia Voluntad sino la de Dios. El dijo: “No he venido a hacer mi Voluntad sino la del Padre que me envió”, Juan 6:38. Eso significa que jamás tuvo autoridad sobre su propia vida sino que dependía por completo de su Padre como un niño.

Esa es la actitud que tendríamos que tener nosotros, y consiste en que jamás tomemos decisiones sin consultarlo primero a Él. ¿Estaremos haciendo eso nosotros? No, verdad? Pues esa es la actitud de un verdadero hijo de Dios y la única que nos permitirá alcanzar los altos estándares de Dios para ir al cielo.

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