Cómo sé si soy salvo

Cómo sé si soy salvo

Aunque la Salvación es un tema muy subjetivo, existen evidencias que pueden determinar en mi vida si soy salvo o no. Descubre cuáles son.

Mucho se habla acerca de cómo alcanzar la Vida Eterna, sin embargo, dado que es un tema muy subjetivo es importante saber cuáles son las evidencias de la Salvación, es decir, cómo puedo saber a ciencia cierta si soy salvo o no.

Creo que este es un tema importante que en algún momento de nuestra vida cristiana ha generado dudas y que hoy trataremos de aclarar de la mejor manera posible.

Qué significa ser salvo

Pero primero aclaremos el significado de ser salvo. Fuimos creados para ser eternos y después de nuestro paso por este mundo todos iremos a la eternidad y la pasaremos con Dios o en el infierno. La Salvación implica pasar la eternidad con Dios, después de haber sido redimidos de toda culpa a través del sacrificio de Jesús.

Ser salvo significa haber sido perdonados por Dios de nuestros pecados y haber creído y aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador, sometiéndonos a su Voluntad. De tal manera que somos salvos por Gracia (porque Dios quiso darnos ese regalo aunque no lo mereciéramos, por amor a nosotros, no por obras) y somos justificados por fe (creyendo que Jesucristo ya pagó con su sangre por nuestros pecados).

Si somos salvos o no es difícil saberlo en sí mismo, pues es algo que nos es dado por fe. Sin embargo, existen unas evidencias claras o frutos en nuestra vida que sí lo determinan, porque aunque no somos salvos por nuestras obras, son nuestras obras las que determinan o demuestran si en verdad somos salvos.

Esto significa que nuestras obras no son para ganar la Salvación, pues es un regalo de Dios, sino que deben ser el fruto de haberla recibido. Jesucristo lo dijo: Ser salvo es nacer de nuevo, pero no en la carne sino en el Espíritu, (Juan 3:1-6). Es estar dispuesto a cambiar los viejos hábitos y la vida de pecado, por una vida nueva agradable a Dios.

Ser salvo es permitir al Espíritu Santo que transforme nuestra vida de acuerdo a los planes de Dios (proceso de santificación). Es morir junto con Cristo a nuestras debilidades humanas, deseos y voluntad, para someternos completamente a la Voluntad del Padre. Es ser fiel a sus principios por encima de los nuestros y buscar la santidad.

¿Significa esto que ya no habrá más pecado en nuestra vida? No, claro que no, pero sí que habrá unas ganas inmensas de dejar el pecado atrás, por respeto, por agradecimiento y por amor a quien dio su vida por nosotros. Eso es fidelidad.

Como sé si soy salvo

Existen ciertas evidencias que determinan si soy salvo o no, y son:

• Arrepentimiento sincero y ganas de dejar de pecar.

• Una inmensa sed de conocer a Dios y estudiar su Palabra.

• Una incomparable sensación de gozo y paz, porque Cristo mora en mí.

• Comenzamos a tener en cuenta a Dios para todo, para agradecer cada día, para pedir dirección, para pedir ayuda y aun para orar por otros.

• La oración se vuelve parte activa de nuestra vida diaria.

• El deseo de compartir a Cristo con otras personas, porque empieza a preocuparnos la Salvación de otros.

• El amor al prójimo: Comenzamos a tolerar y aceptar mejor a los demás y nos preocupamos por ayudarlos sin esperar nada a cambio.

• El inconmensurable deseo de alejarnos de las cosas del mundo y acercarnos más a Dios, no porque alguien nos diga que tenemos que hacerlo, sino porque sentimos la necesidad de hacerlo.

•  Nuestros gustos, nuestros pensamientos, nuestra forma de divertirnos y hasta nuestro vocabulario cambia.

Es por eso que debemos examinar nuestra conducta, nuestro estilo de vida a la luz de las Escrituras, para saber si somos salvos o no, como lo dice Pablo en 2 Corintios 13:5.

Ser salvo es poder decir como dijo Pablo en Gálatas 2:20, “ya no vivo yo, más Cristo vive en mí”, a pesar de todas las luchas que como humanos sigamos teniendo en la carne, porque aunque ser salvos no nos garantiza la perfección, si nos pone en el camino de querer ser como Cristo.

Si estas características no son parte de tu vida. entonces no eres salvo, porque bien dijo Cristo: «por sus frutos los conoceréis», Mateo 7:16.

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