El amor al prójimo

Amor al projimo

Amar al prójimo no es fácil, pues somos tan imperfectos que exigimos la perfección en otros. Sin embargo, debemos amarlo. Descubre cómo.

Amar al prójimo es una gran tarea, y por cierto, muy difícil de realizar. Y es difícil porque somos tan imperfectos que somos intolerantes y nos cuesta aceptar las debilidades de otros, sin comprender siquiera cuán imperfectos somos nosotros mismos.

Ama a tu prójimo como a ti mismo

Jesucristo dijo en Mateo 22:39: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, de tal manera que amar al prójimo no es una opción sino una obligación, porque lo exige Dios, como lo dice en 1 Juan 4:21: «Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano». Pero aunque suena muy bonito y espiritual, del dicho al hecho hay mucho trecho, porque ¿cómo podemos amar a alguien que nos hace daño? Porque el enemigo es también nuestro prójimo y tenemos que amarlo.

Obviamente que es imposible lograrlo porque siempre estamos pensando en cuánto nos ha ofendido o dañado. Es difícil también amar a aquellas personas que por algún motivo nos desagradan o están en contra de nuestros conceptos u opiniones.

Nos cuesta amar al prójimo porque nos falta amor, pero no cualquier amor, sino el amor de Cristo, nuestro Salvador, quien fue capaz de dar su propia vida por todos los pecadores. Es esa la razón por la cual nos cuesta tanto amar al prójimo, porque carecemos de ese amor.

Como humanos somos egoístas por naturaleza y siempre queremos nuestro propio bienestar y en esa búsqueda del confort y la comodidad lo que menos queremos es molestarnos en pensar siquiera aceptar o tolerar y menos aún amar a nuestro prójimo.

Sin embargo, y con todo lo difícil que pueda ser, no tenemos opción y tenemos que amar al prójimo, porque es un deber, una exigencia, una inevitable obligación, pues al rechazarlo no rechazamos al hombre sino que rechazamos a Dios, como lo dice en Mateo 30:41-45, y un día Jesucristo nos pedirá cuentas de esto.

Pero además porque al amar al prójimo estamos cumpliendo con toda la ley que Dios nos manda cumplir. Veamos lo que dice el apóstol Pablo al respecto,  en Romanos 13:9-10, «Porque no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor».

Cómo poder amar al prójimo

Si tenemos definitivamente que amar al prójimo, ¿cómo podemos lograrlo? Primero que todo debemos comprender que por todo lo mencionado anteriormente, sería imposible lograrlo en nuestras propias fuerzas, por lo que debemos pedirle a Dios que llene nuestro corazón con el amor de Jesucristo, porque solamente con el amor de Cristo es que podemos verdaderamente tolerar, aceptar y servir, es decir, amar al  prójimo de manera incondicional.

Es a través del Espíritu Santo quien nos capacita para morir a nuestras debilidades humanas y elevarnos al nivel espiritual del amor incondicional de Dios, como podemos amar al prójimo verdaderamente y créeme que así no es nada difícil amarlo, ayudarlo y servirlo, porque cuando el amor de Cristo invade nuestro corazón, no solamente nos enamoramos de Dios sino también y de manera fácil podemos amar al prójimo.

Haz la prueba, recuerda que la Palabra dice que todo lo que pidamos en oración, creyendo y bajo la voluntad del Padre nos será concedido, (Mateo 21:22).

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