La Santidad Que Nos Exige Dios

La santidad que nos exige Dios

Dios nos exige santidad porque Cristo viene por una Iglesia Santa. ¿Pero cómo mantenernos santos en un mundo tan perverso? Lo veremos ahora.

Dios ha prometido para el final de los tiempos un cielo nuevo y una tierra nueva, pero solo para aquellos que puedan permanecer firmes en Él, obedeciendo sus mandamientos, y venciendo el pecado, porque Cristo viene por una Iglesia santa, sin mancha y si arruga (Efesios 5:27).

Dijo el Señor: “Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. ¿Pero al que venciere qué? Al que venciere el pecado por supuesto porque después continúa diciendo lo siguiente:

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”, Apocalipsis 21:6-8.

Los cobardes e incrédulos, son todos aquellos que niegan a Cristo de palabra o de obra, aun aquellos que dicen ser cristianos pero con su conducta lo niegan. Los abominables y homicidas, no son solo los asesinos, sino todo aquel que de alguna forma daña a su hermano (1 Juan 3:15).

Fornicarios son aquellos que practican la inmoralidad sexual. Dios solo permite las relaciones sexuales entre hombre y mujer pero dentro del sagrado vinculo del matrimonio, lo demás es abominación para Dios y por lo tanto es pecado. Idólatras no son solo aquellos que adoran imágenes sino los rebeldes que no quieren obedecer sus principios (1 Samuel 5:23).

La Palabra de Dios es muy clara cuando afirma que sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos 12:14). Pero cómo mantenernos firmes en el Señor y vivir en santidad en medio de un mundo tan perverso? Lo veremos a continuación.

La Santidad Que Nos Exige Dios

Dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 10:12 lo siguiente: “El que piensa estar firme, mire que no caiga”, porque vendrán tiempos muy difíciles en los que todos seremos probados. Serán las pruebas finales del Pueblo de Dios y para poder estar firmes y no caer en esos tiempos de tribulación que vendrán debemos hacer lo siguiente:

1. Mantener una constante y continua comunión con Dios. A través de la oración es que podemos permanecer unidos a Cristo que es la vid que nos alimenta espiritualmente, porque sin Él nada somos. Jesucristo lo dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado en el fuego que arde”, Juan 15:5-6.

2. Morir al yo, es decir, dejar de lado toda clase de ambiciones egoístas, para seguir solamente la Voluntad del Padre. Ya no debemos pensar en lo que nos agrada o nos divierte, sino solo en lo que le agrada a Dios. Dejar las cosas del mundo, porque quien es amigo del mundo es enemigo de Dios dice en Santiago 4:4, y vivir solo para el Señor. Jesucristo también lo dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”, Mateo 16:24. Eso es morir al yo.

3. Sometimiento de todas las áreas de nuestra vida a Dios. Cristo dio su vida por nosotros y del mismo modo Él demanda todo de nosotros. El sometimiento tiene que ver con la rotunda obediencia a Dios, sin preguntar, a veces, sin entender. El mejor ejemplo de ello lo tenemos con Abraham cuando después de que Dios le prometió una innumerable descendencia a través de Isaac, le ordena que lo sacrifique en holocausto (Génesis 22). Y qué hizo Abraham? Él simplemente obedeció, sin preguntar ni quejarse. Dios no nos quiere a medias, Él nos exige sometimiento total.

4. Estudio diario de la Palabra de Dios, porque no podemos ser cristianos ni prepararnos para la eternidad sin conocer las Sagradas Escrituras. “La Palabra de Dios es la que nos puede hacer sabios para la Salvación en Cristo Jesús, ya que toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir e instruir en justicia”, 2 Timoteo 3:15-16.

5. Obediencia total a la Palabra de Dios, porque como dice la Biblia no debemos ser tan solo oidores sino hacedores de sus preceptos y mandatos, Santiago 1:22.

6. Alejarnos del mundo y separarnos para Dios. Esto no significa que debamos irnos a vivir a una isla desierta o encerrarnos en un monasterio, no. Esto significa que aunque vivamos en el mundo, debemos dejar las cosas del mundo. Ya no podemos ver, ni escuchar, ni hacer lo que antes hacíamos, porque ya no somos del mundo sino de Dios. Santidad significa separarnos para Dios, y Dios nos demanda santidad. El dijo: “Sed santos porque yo soy santo”, (1 Pedro 1:16).

Y en 1 Juan 2:15-16 el apóstol nos advierte: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. No podemos ser cristianos y seguir viviendo como la gente del mundo lo hace, porque entonces qué testimonio estaríamos dando?

Si nosotros podemos vivir bajo los anteriores principios, podremos alcanzar la victoria sobre el pecado y estaremos listos para enfrentar las aterradoras pruebas que vendrán muy pronto, antes de la Venida del Señor. Es en los tiempos de crisis en los que se sabe quién es quién, y si nosotros no estamos firmes en la Roca que es Cristo, pronto sucumbiremos ante la inminente tribulación que se aproxima, y perderemos la entrada al cielo. Que no nos pase esto.

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Cuando le crees a Dios

Consta de 9 cortos capítulos que demuestran, cómo puede cambiar la vida de alguien cuando se atreve a creerle a Dios. Cómo con Dios podemos pasar de la total derrota, a la rotunda victoria. Ese fue mi caso. Espero que pueda ser de edificación y bendición para muchos, porque esa fue la intención al escribirlo. Bendiciones para todos.

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