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Qué Hacer Mientras Esperamos al Señor

Qué Hacer Mientras Esperamos al Señor

Qué Hacer Mientras Esperamos al Señor (Image by Myriams-Fotos from Pixabay)

Todas las esperas son largas y tediosas, pero si hay que esperar es mejor ocuparnos en algo. Veremos qué hacer mientras esperamos al Señor.

Hay cosas en la vida que aunque nos guste o no, tendremos que esperarlas, y dependiendo qué tan valiosas son, sabremos si vale la pena esperarlas o simplemente desecharlas.

Abraham esperó desde el momento de la promesa hecha por Dios (Génesis 12:1-4), hasta el nacimiento de su hijo, veinticinco años (Génesis 21:5). Isaac esperó veinte años para recibir a sus hijos los gemelos, Esaú y Jacob, después de haberse casado con Rebeca (Génesis 25:20-26).

Moisés tuvo que esperar ochenta años como preparación para sacar al pueblo de Dios de Egipto, pero de la mano del Señor. Los israelitas tuvieron que esperar cuarenta años para entrar a la tierra prometida. Las mujeres tenemos que esperar por lo menos nueve meses para disfrutar de nuestros hijos.

Todas las esperas son largas y tediosas porque cuando esperamos, sentimos como que el tiempo no corre y a veces nos impacientamos, pero cuando se cumple lo tan anhelado y esperado por largo tiempo, llega la alegría de haber logrado el objetivo y nos olvidamos de todos los altibajos del tiempo de espera.

Dios no nos da lo que pedimos de manera inmediata porque Él sabe que necesitamos una preparación genuina para poder recibir lo que queremos, además de probar nuestra paciencia y el sincero deseo de quererlo.

Esperando la Venida del Señor

Pero la más larga espera, es la que habla del regreso del Señor, que ha tardado aproximadamente casi dos mil años desde que Jesús lo prometió, diciendo que sería pronto. Es tal vez por eso que aunque la Biblia tiene muchos versículos que lo confirman, la gente ha optado por desentenderse y hasta dudar de su Venida; pero la Biblia también se pronuncia al respecto y explica porqué sucede la demora.

En 2 Pedro 3:9 dice el apóstol: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento».

Esta larga espera para muchos es porque no todos conocen el mensaje de Salvación que nosotros ya conocemos y porque hay que darle la oportunidad a que todos lo conozcan. También por la misericordia de Dios, de que muchos que si lo conocen se arrepientan y se vuelvan a Él.

Qué Hacer Mientras Esperamos al Señor

Ahora bien, sabiendo que todavía tenemos que esperar algún tiempo más, qué podemos hacer mientras esperamos al Señor para que no se nos haga muy larga la espera? Existen muchas cosas que podemos y que tenemos que hacer mientras esperamos al Señor. Recordemos las palabras del Señor antes de partir nuevamente al cielo.

El dijo: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado», Marcos 16:15-16. Esto significa que si ya somos discípulos y seguidores de Cristo tenemos que compartir el Evangelio con otros, no necesariamente por el mundo, pero si a los más cercanos.

Todos tenemos un entorno en el cual podemos hablar de Jesús y su mensaje de Salvación, a saber: Familia, amigos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio, vecinos, etc. No hay excusa para no hablar de Jesús con otros, y si nos escuchan y creen será maravilloso, pero si no, por lo menos hemos obedecido el mandato de Jesús y cumplido con hacerlo.

Y es una obligación hacerlo porque de lo contrario el Señor nos pedirá cuentas de ello. El dijo: «A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida», Ezequiel 33:7-9.

Si nosotros vemos por ejemplo que alguien va por mal camino debemos advertirle que eso no le agrada a Dios, y que todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, sea porque escuchen o no debemos decírselo, aun por nuestro bien, porque Dios nos ha puesto por atalayas.

Otra cosa que podemos hacer es mantener libros, revistas y folletos con nosotros, para repartirle a la gente cuando vamos por la calle. Y finalmente y no menos importante es que nos involucremos en ministerios de ayuda a los necesitados. Pidamos a Dios cada día en oración que nos muestre donde podemos bendecir a alguien y dónde está la necesidad para poder suplirla sin reservas.

Somos la mano de Dios en esta tierra y como tal tenemos que hacer con diligencia lo que Él nos ha mandado a hacer, no solamente para que la espera por el regreso del Señor no se nos haga tan larga sino porque obedeciendo sus requerimientos, nos estamos a la vez preparando para ir al cielo.

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Esta entrada fue publicada en diciembre 16, 2023 por en Conociendo a Dios y etiquetada con , .
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