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Cómo Pudo Cristo Vencer la Muerte

Cómo Pudo Cristo Vencer a la Muerte

Cómo Pudo Cristo Vencer a la Muerte

Todos sabemos que Cristo murió. ¿Pero si Él murió, cómo pudo entonces vencer la muerte? Veremos qué dice la Biblia al respecto.

Suena bastante paradójico decir que Jesús venció la muerte cuando Él mismo tuvo que morir, y de hecho murió porque todos lo sabemos. Pero es así. Cristo venció a la muerte, que era la bandera de victoria que satanás tenía sobre la raza humana desde el Jardin del Edén.

Dios creó al hombre para ser inmortal, porque fuimos creados a su imagen (Génesis 1:26), pero al desobedecerlo por seguir las insinuaciones del diablo, el hombre dejó de serlo (Génesis3:1-4), y como castigo vino la muerte para ellos y para toda la humanidad.

Al Adán y Eva desobedecer a Dios pecaron contra Él, y como la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), y por herencia y por nuestra condicion pecaminosa todos pecamos (Romanos 6:23), entonces todos los pecadores tenemos que morir como castigo.

Sin embargo, si todo hubiera quedado de esa manera, habría sido una victoria rotunda para satanás, porque gracias a su intervención, la creación de Dios, buena y perfecta en gran manera (Génesis 1:31), hubiera sido exterminada.

Cómo Pudo Cristo Vencer la Muerte

Es por eso que Jesús, siendo Dios vino a salvarnos de la muerte eterna. Era de la única forma que podría ganarle a satanás y vencer por nosotros a la muerte. Jesús vino, se hizo hombre y nació con las mismas debilidades que todos tenemos. Jesús en su cuerpo humano y mortal como nosotros tenía la herencia carnal de pecado que todos heredamos.

Era en esa misma condición pecaminosa que Él debía, en primera instancia vencer el pecado, y luego morir siendo perfecto para pagar con su propia sangre los pecados de toda la humanidad (Hebreos 4:15), y así satisfacer las demandas de perfecta justicia requeridas por Dios.

Por eso dice en Hebreos 2:14-17: «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Jesús también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (es decir, al pecado).

De esta manera El salva a toda la descendencia de Abraham (es decir, a todos los que hemos creído en El). Para eso debía ser en todo semejante a sus hermanos, para ser el sumo sacerdote y expiar los pecados del pueblo».

Jesús tenía que vencer la muerte como hombre, no como Dios, y por eso fue que satanás lo tentó a todo lo largo de su vida, porque sabía que si lo hacía pecar aunque solo fuera de pensamiento, echaría abajo todo el plan de Salvación, pero no lo logró.

Y es por eso también la rabia que tiene contra los hijos de Dios, y el motivo por el que persiste en hacernos también pecar, porque sabe que el pecado nos robará la eternidad. El piensa que si no pudo con Cristo podrá con su iglesia, y por eso ha tergiversado tanto las verdades bíblicas, haciendo creer a muchos que no estudian la Palabra de Dios, que Dios nos perdonará de todas formas aunque sigamos pecando, pero no es así.

Porque si así fuera, en vano hubiera sido no solamente la vida santa y perfecta de Jesús, sino también su muerte y resurrección. Si Dios hubiera estado dispuesto a aceptar pecadores en el cielo, no hubiera tenido que venir Jesús, hacerse hombre, ni mucho menos morir en la cruz.

Lo peor de todo es que muchos cristianos están convencidos de semejante mentira, y sin darse cuenta están perdidos, por escuchar las insinuaciones de satanás, y no estudiar por ellos mismos la Biblia para darse cuenta del terrible error.

Porque aunque Cristo haya muerto para pagar la deuda impagable de pecado de toda la humanidad, no todos serán salvos, porque para podernos hacer acreedores de tan magno regalo, tenemos que purificarnos y permitir al Espiritu Santo que nos transforme al carácter perfecto de Cristo, porque ningun pecador será aceptado en el cielo.

Así pues, Cristo con su muerte física y su resurrección, nos ha librado de la muerte eterna, abriéndonos la puerta para una nueva vida en Cristo y para estar con Dios en el cielo por toda la eternidad. Sin embargo, el entrar o no entrar en el Cielo dependerá solamente de nosotros, y de las decisiones que tomemos hoy.

Dios dijo: «He puesto enfrente de ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia», Deuterinimio 30:19. De tal manera que cada quien escoge.

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Esta entrada fue publicada en abril 29, 2024 por en Vida Eterna y etiquetada con , .
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